10 enero, 2020
Trastornos Neurológicos

El Síndrome Alcohólico Fetal es una afección infantil que se deriva de la exposición a alcohol durante el embarazo de la madre.

Sus consecuencias abarcan un amplio espectro de manifestaciones clínicas, entre las cuales se encuentran problemas físicos, cognitivos y de conducta.

Los problemas físicos pueden ser:

  • Deformidades de las articulaciones y extremidades
  • Crecimiento físico lento durante toda las fases del desarrollo
  • Microcefalia
  • Problemas de audición o de visión
  • Rasgos faciales característicos: ojos pequeños, micrognacia o puente nasal bajo.

Dificultades del neurodesarrollo

Del mismo modo que el SAF puede afectar a los rasgos físicos del niño desde las primeras etapas del desarrollo, estos déficits también se encuentran presentes en el desarrollo cerebral del pequeño.

Como consecuencia, pueden encontrarse los siguientes problemas:

  • Discapacidad intelectual
  • Trastornos del aprendizaje (lenguaje, cálculo, razonamiento lógico…)
  • Problemas de atención, dificultades para concentrarse
  • Impulsividad o hiperactividad, baja capacidad reflexiva
  • Cambios repentinos de humor

¿Cuándo comienzan los primeros síntomas?

Los síntomas pueden aparecer desde las primeras semanas de vida. Si el equipo médico conoce los antecedentes de consumo de alcohol de la mujer gestante, se pueden establecer medidas desde el primer momento, como es un control más exhaustivo del bebé que permita conocer si el desarrollo es el adecuado.

Tratamiento

Cada caso ha de ser tratado de manera individual, teniendo en cuenta las circunstancias que envuelven a cada niño. Los trastornos del espectro alcohólico fetal necesitan la coordinación sanitaria, educativa, social y por supuesto, familiar, para garantizar un plan de atención acorde a las necesidades de cada persona.

Medidas que pueden beneficiar la salud y el desarrollo del niño:

  • Seguimiento médico periódico.
  • Tratamiento neuropsicológico, donde se traten las dificultades del aprendizaje y conducta de niño.
  • Plan de atención educativa.
  • Programa de atención e información a padres.
  • Recursos y ayudas sociales.

 

¿Y si sólo es una copa?

Una de las líneas de investigación más prestigiosas sobre la epidemiología del consume de alcohol durante el embarazo y sus efectos sobre el niño no nacido, se desarrolla en el Centro de Toxicomanía y Salud Mental (CAMH) de Toronto, Canadá, y que lidera la investigadora Sventlana Popova.

Esta línea de investigación estima que una de cada 67 embarazadas que consumen alcohol darán a luz a un niño con Síndrome de Alcohólico Fetal, y esto significa que cada año aproximadamente 119.000 niños nacen con este síndrome en todo el mundo.

Su consejo es claro: restringir a cero el consumo del alcohol durante los meses de embarazo.