Efecto placebo
07 diciembre, 2018
Clínicas Neural

Desde que el doctor británico John Haygarth publicó un estudio sobre la capacidad de curación de métodos sin valor terapéutico hace 200 años, poco más se sabe sobre el efecto placebo. Durante todo este tiempo, se ha utilizado como herramienta de control para estudiar la eficacia de miles de fármacos. Pero el efecto en sí no ha sido estudiado en profundidad.

Sabemos que el efecto placebo tiene un efecto medible en la salud. Se trata de un elemento que por sí solo no tiene un efecto curativo pero que provoca la creencia de que sí la va a producir. Esta sugestión es la que por sí misma provoca la mejoría. Produce un efecto psicológico en nuestra salud causado por la sugestión. Así, el efecto placebo puede tener un efecto positivo y/o beneficioso en nuestra salud.

¿Qué sabemos sobre el efecto placebo?

Hoy en día, disponemos de nuevas herramientas que permiten profundizar más en su estudio. Por ejemplo, gracias a la imagen por resonancia magnética funcional (FMRI), las investigaciones más recientes sitúan el efecto placebo en un plano más medible que el de la pura imaginación. Algunos estudios revelan que ciertos neurotransmisores podrían activarse para sanar físicamente el cuerpo de determinadas enfermedades, sobre todo las relacionadas con el estrés.

Gracias a la investigación, sabemos que un placebo caro es más efectivo que un placebo barato o que las pastillas rojas son más eficaces que las azules. Administrar un medicamento a través de una inyección es más efectivo que una pastilla en sí. Incluso una operación donde te duermen, te abren y te cierran sin hacerte nada es más efectiva que una pastilla o una inyección de placebo.

Algunas terapias se basan o aprovechan este efecto placebo para ‘curar’, como sería el caso de la homeopatía.

El efecto placebo es fundamental en todos los ensayos farmacológicos. En cambio, su importancia se considera como una «falsa medicina», en parte por la dificultad de su estudio, algo similar a lo que ocurre con los procesos mentales.

Efecto nocebo y efecto lessebo

El placebo tiene dos hermanos cuyos efectos no serían los esperados.

El primero de ellos es el efecto nocebo, aquel en el que podemos pensar que algo inocuo nos va a hacer daño y realmente lo hace. Muchas patologías psicosomáticas tienen el origen en este efecto.

Por otro lado, nos encontrarnos el efecto lessebo. Al participar en un ensayo clínico, podemos pensar que nos están tratado con el placebo porque estamos en el grupo de control. En cambio, sí que nos han administrado el fármaco experimental. En esas condiciones, un fármaco efectivo puede dejar de tener efecto.

¿Es solo un efecto psicológico?

Como ya hemos visto, los estudios más recientes indican que el efecto placebo no depende únicamente de nuestra actitud, ya que puede llegar incluso un nivel molecular.

Hace unos años, un estudio en el que se administraba tratamiento con placebo a pacientes de Parkinson, aumentaba sus niveles endógenos de dopamina.

Del mismo modo, estudios más recientes demuestran que hay áreas del cerebro que se activan tras tomarse una pastilla de azúcar si se cree que realmente se está tomando un medicamento. Esto lo sabemos gracias a la imagen por resonancia magnética.

Así, un estudio reciente de la Universidad de Harvard demuestra la posible base genética de este efecto. El efecto placebo depende de una familia de neurotransmisores llamados catecolaminas, implicados entre otros factores en la respuesta al estrés. Este estudio muestra que determinadas mutaciones en una enzima llamada catecolmetiltransferasa (COMT) pueden predecir si un paciente va a presentar un mayor o un menor efecto placebo.

Estos nuevos estudios nos llevan a preguntarnos si el efecto placebo depende de nuestra genética. En este caso, se abrirían multitud de preguntas para avanzar en la investigación.

En todo caso, queda mucho por saber sobre la relación mente-cuerpo y su efecto sobre la enfermedad. Gracias a las nuevas herramientas, la ciencia y la medicina empieza a poder explicar algunas cosas que han estado reservadas al espíritu.