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¿Es mi hijo hiperactivo o muy inquieto y travieso?

Saber distinguir si un niño o niña tiene TDAH o simplemente es muy movido, es uno de los mayores retos a los que se enfrentan los profesionales. El aumento de los casos por este trastorno, hace que diagnosticar TDAH de forma correcta, sea una problemática a la orden del día.

La tarea de discernir algo que puede ser normal de lo que es patológico, es muy complicada. Las diferencias son mínimas. Por tanto, deberemos saber cuáles son actitudes normales de los niños y cuáles podrían no serlo. Y en qué etapa de la evolución del niño nos encontramos.

Actitudes ‘normales’ de 0 a 6 años

En la etapa de 0 a 6 años, existen una serie de características que se pueden considerar normales. Son las siguientes:

  • Mantener la atención durante periodos cortos de tiempo. Si la actividad que realiza es atractiva, este periodo de atención se puede alargar en el tiempo.
  • Impulsividad. En esta edad los niños pueden reaccionar de manera impulsiva, sin demasiado control. El área cerebral que se encarga del control de estos impulsos, todavía no está lo suficientemente desarrollada.
  • Movimiento frecuente. Durante esta etapa, los niños son muy inquietos. Esta actividad es consecuencia de nuestra curiosidad por las cosas y personas que nos rodean. Estamos descubriendo el mundo, de ahí que seamos más movidos e inquietos.
  • Dificultad para regular las emociones. Es otra de las características normales. La corteza prefrontal, encargada de gestionar las diferentes emociones (Alegría, tristeza, rabia, etc) se desarrolla a partir de los 7 años.

Por lo tanto, si durante esta etapa nuestro hijo no es capaz de centrar su atención durante un par de minutos si es impulsivo o está en continuo movimiento, no se puede concluir que sea hiperactivo. Simplemente se trata de un niño.

Cuando debemos preocuparnos

A partir de los siete años y durante los primeros cursos de primaria, estas actitudes descritas, deberían ir suavizándose. Si no ocurre así, es posible que algo se nos esté escapando. No necesariamente podemos hablar de un caso de TDAH, pero si que deberemos empezar a enseñarle técnicas de autorregulación.

A partir de los 6-7 años de edad, el cerebro de los niños ha madurado para poder mantener la concentración en una tarea durante un tiempo, controlar los impulsos y poder estar sentados sin moverse. Por este motivo, para que se pueda diagnosticar TDAH, es necesario que los niños hayan pasado esta etapa. Se recomienda realizar una evaluación y un posible diagnóstico a partir de 2º de Educación Primaria (7-8 años). Antes de esa edad, si se observan algunas de las características descritas, se deben realizar intervenciones psicopedagógicas con ellos. 

No confundir el TDAH con la infancia

Ante todo, deberemos evitar el sobrediagnóstico de este trastorno. Hay que tener presente que en este momento de la etapa evolutiva del niño, la inatención, la impulsividad, la hiperactividad o la falta de recursos de regulación emocional son características comunes de la gran mayoría de niños.

Aunque el TDAH se debe diagnosticar en la etapa de Educación Primaria, evaluar y actuar ante posibles dificultades que se detecten en el niño se puede realizar mucho antes.

El diagnóstico en Neural

En Neural, el neuropsicólogo realiza una evaluación del niño a través de diferentes pruebas objetivas. Los resultados se contrastan con sus antecedentes médicos. Este examen lo realiza siempre en coordinación con otros especialistas que puedan formar parte del proceso para garantizar que el diagnóstico que se dé sea el correcto.

Tras el diagnóstico, en Neural proporcionamos a la familia, al colegio y al propio niño o niña la información y las herramientas necesarias para afrontar esta situación.

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