En 1993, el Banco Mundial publicó un Informe sobre el desarrollo mundial, en el que se mostraba como invertir en salud es sinónimo de prosperidad económica.
La Comisión ‘The Lancet’ ha hecho una revisión de las inversiones que se realizan en salud. Ha desarrollado un nuevo marco para lograr grandes mejoras en el sistema para el año 2035. Este estudio muestra que si se realizan las inversiones adecuadas en salud hoy, para 2035 los países en desarrollo experimentarán enormes mejoras sanitarias y económicas.
El informe presentado está estructurado en cuatro mensajes clave:
1. La inversión en salud aporta numerosos beneficios
El informe ‘Salud global 2035’ va más allá del uso del PIB para medir el rendimiento de la inversión en salud. Se centra en medir el valor económico que aporta el aumento de la esperanza de vida. Se estima que reducir la mortalidad representa cerca del 11% del crecimiento económico en países en vías de desarrollo.
Por tanto, el beneficio de invertir en salud es mucho mayor de lo que se creía. Además, los beneficios serían mayores que invertir en áreas como el desarrollo o dotar a los servicios sanitarios de países en desarrollo de nuevas y avanzadas tecnologías.
2. Llegar a una “gran convergencia” en temas de salud
Para 2035 se podría lograr una gran convergencia en la salud mundial para las enfermedades infecciosas y la salud materno-infantil.
Para esto, es importante aumentar la inversión en todos estos países, para que la brecha entre los más pobres y aquellos en vías de desarrollo se estreche o converja en el año 2035. Lograr esta convergencia podría evitar varios millones de muertes en estos países.
3. Políticas fiscales para detener el avance de algunas enfermedades
Este informe identifica oportunidades con un alto impacto que tendrían un bajo coste.
La carga de muertes por enfermedades no transmisibles y lesiones en estos países, puede reducirse para 2035 a través de intervenciones clínicas de bajo coste basadas en la población. Por eso, las políticas fiscales podrían incluir medidas para reducir esta carga. Ejemplos serían realizar una mayor regulación fiscal en impuestos sobre el alcohol y las bebidas azucaradas, o sobre los combustibles fósiles. Este aumento en la recaudación, proporcionaría medicamentos genéricos baratos para tratar y prevenir enfermedades cardiovasculares y diabetes.
4. Cobertura universal de la salud
Las políticas en favor de la gente más desfavorecida son necesarias para garantizar una atención sanitaria universal. Estas iniciativas tienen un gran potencial para mejorar la salud de la población en general.
Así, las acciones más importantes deberían centrarse en la prevención y en el acceso a los diferentes servicios sanitarios.
Para todo ello se deberán maximizar los recursos existentes y aumentar el gasto público en salud. La inversión en investigación y desarrollo debe aumentar para encontrar nuevas tecnologías aplicadas al sector sanitario.
Finalmente, existen buenas razones para ser optimista y pensar en que esta trasformación de la gestión de la salud, es posible. Invertir en salud es, sin duda, una gran apuesta.